JC SMITH EN MR JONES (O CÓMO SALIR DEL HD Y VIVIR LA EXPERIENCIA REAL)
Nota: Maximiliano Rivera
Foto: Carlos Costa (Tío Tom)
No hay que tener un auto ni relojes de medio millón suele cantar Javier Martínez en uno de los grandes clásicos de Manal. De la misma manera podría decirse que para ver un show internacional de gran calidad no hay que esperar que haya un festival como el Lollapalloza ni pagar fortunas por un show de estadio. Porque como ocurre cada vez que JC Smith toca en este lugar, lo que se vivió el pasado 25 de agosto fue magnánimo en todo sentido. Fue una de esas noches repletas de condimentos que convierten en fiesta todo lo que tocan. Pero bien, basta de preámbulos y vamos a la crónica.
Es casi medianoche. Por los parlantes del lugar se escucha Mr Jones radio. En el escenario la gente de As de Blues —los comandados por Gastón Funes oficiaron de banda invitada con un set de impecables canciones propias— va terminando de desarmar su set mientras los hermanos Agostini suben lo suyo y ajustan todo. Miro lo que ocurre desde mi lugar de cronista en la pecera, miro y voy registrando sensaciones en mi celular. Desde el estudio bautizado con el nombre de Claudio Gabis, Dani Jiménez, Edu Montesano y JC Smith nos van poniendo a tono con lo que está por venir. Por un momento me retrotraigo a mi adolescencia y al hecho de escuchar conciertos en Frecuencia Modulada. Dura un par de segundos pero es genial. En la previa de un show escuchar la radio es mucho mejor que la música de fondo, es como la charla de los comentaristas antes del partido de fútbol: son los encargados de ponerte en clima, de prepararte para algo estelar, para eso que fuiste a buscar, eso que estás por vivir.
Cuando Dani y el señor Smith dejan de hablar, por los parlantes suena Eric Clapton con After Midnight y es como que uno se empieza a preparar para la fiesta. El clima del lugar pega un giro de ciento ochenta grados y pienso en que eso es tenerla clara en cuanto al oficio de ser musicalizador: la verdad es que no sé si otra canción hubiera generado un ambiente de tanta ansiedad, pero eso sí, una ansiedad muy disfrutable, una ansiedad que me termina de confirmar que estoy en el lugar correcto a la hora indicada. Porque es sábado a la noche y afuera hace frío. Porque el pronóstico del tiempo nos dice que vamos a tener un maravilloso domingo de sol, sí, pero que a cambio de eso tendremos que soportar una noche y una mañana muy heladas. Por suerte acá adentro la temperatura empieza a subir y nos metemos en una burbuja climática. Dani Jiménez sigue poniendo música y ahora es el turno de Audioslave y Like a Stone. Me siento genial. Mientras tanto en el escenario el trío chileno conformado por Nea Agostini en voz y guitarra, su hermano Ale Agostini en batería y el bajista Álvaro Aguirre terminan de ponerse a tono con el armado del set. Además de ser la banda que acompaña a JC Smith en su tour sudamericano, los tipos vinieron a mostrar de qué están hechos. El año pasado había tenido la oportunidad de entrevistarlos y verlos en un lindo acústico en la previa al show de Luis Salinas, pero bueno, verlos en formato plugged es otro cantar. Y fue enchufado en todo sentido. Hicieron un set corto, efectivo y demoledor donde se destacaron Te disuelves, —la canción que da título a su última producción de estudio— y Más que con él que fue precedido por un cover de Little red corvette de Prince (qué lindo escuchar un cover del genio de Minneapolis, sí señor).
Luego de finalizar su set y dejar el escenario bien caliente, los tres se quedan para revalidar sus pergaminos como banda del gran blues man de Chicago. Pero el trío ahora pasa a ser una big band al sumarse el tecladista Nando, el trompetista Mauro Montes De Oca y el saxofonista Adrián Piro. Desde el estudio de radio Dani Jiménez presenta el show que será transmitido en vivo para todo el mundo y nos agradece a los presentes que salgamos del HD y vengamos a vivir la experiencia real.
JC Smith sube vestido con traje negro y zapatos combinados. Es una noche de gala y está vestido a tono. Se quita el ambo y se cuelga la Gibson SG negra sobre su camisa blanca. Su figura es portentosa. El tipo viene seguido a girar por estos lados y nos cuenta que el de esta noche es su show número doscientos en Sudamérica. Y como no podía de ser otra manera en una ocasión tan especial, el show será grabado para ser editado en CD por el sello Mr Jones Records.
JC es un blues man con todas las letras: tiene carisma, personalidad, y además es un excelente guitarrista y cantante. No le falta nada. De entrada te brinda una propuesta: o te divertís o te voy a buscar y te traigo hasta el escenario. Canciones como Help me, Talk to me, baby y Cold seat te transportan a otro lugar. La banda suena de perillas y cada uno de los músicos tiene su espacio para lucirse. A lo largo del set JC propone un ida y vuelta constante, va realimentando lo que le devolvemos hasta llevarlo a un correcto punto de ebullición. Sabe cuándo subir y cuándo descender, cuándo acelerar y cuándo bajar un par de cambios, aunque de vez en cuando nos da descanso y nos entregamos al groove de la banda y a los impecables solos de cada uno de los músicos (el solo de batería de Ale Agostini fue apoteósico). Como ya dije antes, el tipo quiere que lo pases bien y que te olvides de todo por un rato, y lo paradójico es que esta música llamada blues, esta música que nació de la tristeza, ahora es algo que nos sacude y nos divierte.
A mitad del show arranca con Sweet home Chicago, el clásico de Robert Johnson, pero lo corta en seco y nos arenga un tanto enojado. “¿A cuántos tipos les gusta el blues esta noche? ¿3? ¿4? Vamos, everybody up, shake your culos!!!”. Y hasta que todo el local no se pone de pie el tipo no arranca. Y después sí, Sweet home Chicago completita y en una versión extendida con excelentes solos a cargo de la trompeta de Mauro Montes y el saxo de Adrián Pires. Cuando todos estamos como él quiere el clima es otro. La banda suena a morir y parados es otra cosa. Si estamos parados tenemos que movernos y agitar las manos, tenemos que cantar y olvidarnos de todo. Además no faltó el típico cliché de esta clase de shows en el cual el artista se baja del escenario e invita a varias mujeres al escenario a bailar. Y también hubo tiempo para el lucimiento de distintos invitados que subieron a acompañar a este monstruo, como por ejemplo Fede López, el armoniquista de los Lopeztapia. Aunque la perla de la noche fue la versión extendida de Johnny B Goode, el clásico de Chuck Berry, donde el anfitrión de la noche se baja a tocar entre el público y encara para la calle. ¡Sí! ¡Así como lo están leyendo! El tipo se va a tocar la guitarra a la calle y sin dejar de solear se saca selfies con los que pasan por ahí. Así que si alguna noche andan caminando sin rumbo fijo por Ramos Mejía y pasan por la esquina de Saavedra y Necochea, sepan que les puede llegar a pasar que se abra una puerta y aparezca un Blues Man de Chicago tocando Johnny B Goode. Están avisados.
Cerca de las dos y media de la mañana y después de dos horas de show sin ningún tipo de respiro, es el momento de decirnos adiós y agradecernos por venir. El tipo dejó todo sobre el escenario al igual que la banda que lo acompaña. Cuando baja me lo cruzo y me saco una foto con él. Es el souvenir digital que me llevo de esta noche. Sólo me queda por decir que JC Smith viene todos los años a la Argentina, que en este tour estuvo tocando en Ecuador, en Uruguay, en Argentina y en Chile. Estén atentos el año próximo, es un show que no se pueden perder. En este mundo globalizado a veces no hace falta irse hasta Chicago para vivir una noche blusera, a veces hay que esperar que las cosas vengan y mientras tanto vivir un poco.