Claudio Gabis
Nota: Maxi Rivera
Cuando llegué al lugar, estaba terminando de probar sonido junto a una banda de lujo: en la batería se encontraba el mítico Juan Rodríguez (Sui Generis, Pappo, La pesada del Rock and roll), Franz Banfield en guitarra y voz, Julio Gallardo en el bajo y Luis Sirimarco (Sandra Mihanovich, Opus 4) en los teclados. En fin, parafraseando a uno de sus discos más exitosos, podríamos decir que sobre las tablas se encontraba nada más y nada menos que el señor Claudio Gabis y “La Selección”.
Al bajar del escenario le pregunté si podía hacerle una nota y accedió con todo gusto. “Eso sí, espérame a que terminemos de probar sonido, total hay tiempo de sobra”, me dijo y volvió al escenario hacer los últimos ajustes acompañado de su mítica Gibson Casino del año 1972. Después de disfrutar y bromear con el aplomo de los que de estas cosas saben un montón, se acercó y con mucha amabilidad se prestó al diálogo. Tenía enfrente mío a una leyenda del rock argentino, a uno de sus músicos fundacionales, a alguien que además de hacer historia con el blues pesado de Manal, también participo en discos fundamentales como el simple Diana Divaga de Los Abuelos de la Nada y el álbum Vida de Sui Generis.
Hoy en día Claudio Gabis está radicado en España desde el año 1989 y todos los años suele venir al país para dar una serie de shows. Mister Jones suele ser parada obligada, ya que es el lugar en donde hace unos años se grabó en vivo su último disco. Pero el show de esta noche no iba a ser uno más, ya que este show se filmaría por completo para ser editado en DVD por Mister Jones Records. Pero vamos a los bifes, todavía faltaba poco más de una hora para subir al escenario y ahí estaba este gran músico: amable, relajado, locuaz, reflexivo… con ustedes, Claudio Gabis.
— ¿Cómo ves el hecho de ser músico ser músico en el siglo XXI?
—Bueno, es más fácil que antes. Ahora hay más disponibilidad de cosas, hay más disponibilidad de información, hay nuevos instrumentos, nuevas aplicaciones de la tecnología a los instrumentos… Pero de cualquier manera la profesión es siempre igual. Cambian las herramientas pero no la profesión, la profesión sigue siendo difícil, en ese sentido no ha cambiado demasiado. La disponibilidad de plataformas, la disponibilidad de todo eso, ha creado una ilusión de facilidad para difundir el material y para hacer producciones independientes, pero el mercado, el verdadero mercado, está más cerrado que nunca porque está cada vez más comercializado y además exige ventas enormes y exige generar ganancias enormes.
—Claro, porque además hay más músicos, más música, hay más para consumir y eso hace que sea más fácil hacerlo pero más difícil lograr venderlo…
—Difundirlo, venderlo, imponerlo… Es decir, se han facilitado cosas a través de la tecnología, de internet y la informática. Pero las oportunidades profesionales siguen siendo muy difíciles.
— ¿Qué pensás del formato mp3? ¿Qué opinás de servicios de streaming como Spotify? ¿Crees que fue un poco una solución intermedia al problema de la piratería?
—Yo creo que sí. Ahora no es tan necesario piratear. Pasa que la piratería existió siempre. Antes uno se compraba un disco y lo grabábamos quince. Eso siempre existió, estaba como previsto, ¿no?
—Claro, pasa que con el mp3 llegó un momento en que la industria discográfica empezó a tener problemas…
—Lo que pasa es que la gente se está dando cuenta de que el mp3 tiene una calidad de sonido muy baja. Entonces después de todo ese entusiasmo y esa disponibilidad sin antecedentes hoy de repente se vuelve a pagar por un buen soporte, se vuelve a pagar por un vinilo, y se vuelve a valorar la calidad de sonido.
— ¿Cómo ves este asunto del renacimiento del vinilo? Porque escuché a muchos quejarse de que lo analógico no está muy presente, ya que se pasa un Cd digital a un vinilo y por ahí no es tan analógico como antes, o sea, vos que viviste la etapa de lo analógico, ¿cómo lo ves?
—Yo no siento mucha diferencia. Los discos en muchos casos están tomados de soportes analógicos porque en aquella época lo digital no existía. Pero lo que prima en la reproducción del vinilo es justamente eso, la reproducción, la forma metálica de reproducir, y entonces de alguna manera se recuperan ciertos tipos de frecuencias, ciertos tipos de sonido que se habían perdido con la reproducción digital pura. De cualquier manera yo no soy un experto en eso ni le doy mucha bola. Cuando escucho un disco me gusta escuchar un vinilo pero no le siento una diferencia tan grande.
—Ahora, ¿cómo se ve desde hoy aquella época en la que empezaste con Manal, esa época que marcó la fundación del rock nacional?
—Bueno, lo que pasa es que en esa época no solamente era música sino un todo. Fue una rara época en que la cultura se puso de moda. El mercado vende lo que esté de moda y lo que puede vender, y en ese momento el mercado descubrió que la gente estaba pidiendo cultura, pedían cosas que normalmente pertenecen a una elite. Pero creo que se convirtió en un producto masivo y duró más o menos una década, del 65 al 75. En ese sentido me parece que fue una época fantástica, por eso pudieron surgir grupos como el mío, como Almendra y muchísimos otros grupos en todo el mundo, ¿no? Porque de pronto lo bueno, lo sofisticado, empezó a llegar a mucha gente y mucha gente lo apreciaba, que es una prueba de que a la gente si no le salen a vender consume porquería, ¿no? Pero bueno, pasaron los años y después se retornó a la metodología tradicional que es el mercado dedicado a lo convencional, a lo mediocre, a lo fácil…
—Y hoy la cultura no está de moda, para nada…
—No está de moda en ninguna parte. No está de moda para la gente, no está de moda para los políticos, no está de moda para las productoras. Fue una etapa muy especial, muy excepcional.
—En lo personal, de esa época admiro muchos discos. En la época de la película Tango Feroz, junto con la explosión de consumo de CDs muchos pudimos descubrir cosas excelentes de los años 70, grandes discos que se grababan, supongo, con dificultades técnicas tremendas.
—No tantas, no te creas, no había dificultades técnicas. Se grababa bien, por supuesto que si uno compara con los recursos digitales de hoy en día… pero dentro del contexto de la época se grababa con calidad, se grababa bien. No sentíamos falta de más tecnología en ese momento. Los estudios eran buenos y los equipamientos eran razonables. No eran comparables a los de ahora, pero normalmente se trabajaba sin dificultades.
—Vi que en España tenés un programa de radio dedicado al blues en una plataforma de streaming ¿Qué podés contarnos de eso?
— Sí, a mí siempre me gustó la radio, me encanta el quehacer de la radio, me encanta ese ser periodístico también. Siempre he hecho un poquito de eso y surgió la posibilidad de colocar un programa dos horas por semana en una radio cultural de una entidad cultural muy emblemática y muy prestigiosa y es un enorme placer para mí hacer eso (N R: se llama La cofradía del Blues y lo podés escuchar desde Ivoox.com). Trabajo, tengo músicos, entrevisto, los hago tocar, tengo una rutina semanal de preparación y de hacer cosas. Digamos que es una maravillosa ampliación de mi tarea como músico. Es otra cosa que te complementa muy bien.
—Y ya que hablamos de España, ¿ves muy distintas las condiciones y las posibilidades que tienen las bandas para poder mostrarse con respecto a las condiciones que se dan acá?
—Las veo igualmente difíciles. Una de las cosas que no dije antes es que la distancia, la brecha entre el gran show business y lo independiente, lo nuevo, se ha abierto mucho más. Lo que quiero decir es que en realidad lo que parecía lo contrario, digamos, el camino que hay que recorrer desde que uno empieza, desde que uno se inicia en un proyecto hasta llegar o no al éxito es más largo y más difícil ahora que antes. Es curioso, ¿no? Parecería que no pero todo ese advenimiento de las producciones independientes y las tecnologías caseras que son suficientes para hacer cosas no han creado una escala de posibilidades intermedias, sino que el gran show business, ese que mueve grandes cantidades de dinero y lleva mucha gente está más lejos ahora que antes del que recién empieza a preparar sus proyectos.
—Es como que quizás toda esa abundancia ha jugado en contra, o sea, de repente para la mayoría, al abaratarse el costo de la tecnología y al tener un equipamiento dentro de todo aceptable junto con una buena cantidad de plug ins, es más fácil que mucha gente pueda grabar y entonces al haber cierta abundancia es más difícil que la gente pueda consumir todo lo que sale.
—Y además, antiguamente, las discográficas y las productoras creaban artistas, fabricaban, producían, pagaban para que un artista llegue. Y ahora aceptan solamente a gente que ya esté hecha, que tengan mucha cantidad de followers, no ponen guita, no hacen todo lo que se hacía antes que era todo un trabajo que a veces duraba un par de años o más, donde invertían en un artista para ir elevándolo. Hoy en día eso lo tenés que hacer solo: tenés que grabarte, tenés que producirte, tenés que hacer todo, y únicamente te aceptan en el circuito una vez que ya estás hecho y que podés probar que podés llegar a un montón de gente y que tenés posibilidades.
—Es como que se acabó la época de los cazatalentos que salían por los pubs a ver que había de bueno, ¿no? Hoy en día es tal cual lo describís, es decir, rompete el traste y demostrame que podés llegar.
—Y además no invierten en vos, las condiciones contractuales son muy leoninas y todo eso contrasta con la aparente facilidad que hay. Pero ya te digo, es aparente, porque el negocio es más grande que nunca, no se venderán discos, pero lo que están vendiendo a través de internet es fabuloso. Es decir, no confundamos que no se vendan soportes físicos a que las compañías pierdan. Las compañías han reducido drásticamente la cantidad de personal que tenían, no invierten más, ni siquiera tienen estudios como antes tenían, ahora solamente trabajan con cosas que ya están hechas y probadamente funcionando, están vendiendo muchísimo, y no está todavía suficientemente regulado, reglamentado, y controlado la utilización que se hace de todo ese material en internet. You Tube le paga a las compañías todo lo que vos ponés ahí, pero las compañías no les pagan a los artistas. Yo que tengo cosas en You Tube por ejemplo, You Tube me dice que le está pagando los derechos a Warner, pero Warner no me los líquida.
— ¿Y no tenés manera de reclamarlo?
—Hay manera, sí, pero hacerlo es carísimo. Tendría que hacer una inversión muy costosa, y como en realidad lo que yo recaudo es poco, hacerlo me agotaría muchísimo más que el beneficio que yo obtendría. Estamos en una época en la cual el control es más agudo que nunca. Porque saben perfectamente cuando suena la música de quien fuere: ponés play y eso queda automáticamente registrado, pero al mismo tiempo no está suficientemente legislada la manera en que todas esas reproducciones en las redes se vuelquen al artista.
—De hecho el año pasado hubo todo un conflicto entre los artistas y You Tube por ese tema. Artistas como U2, Taylor Swift o Paul Mc cartney reclamaban que no estaban cobrando correctamente lo que les correspondía.
—Claro, la nube, la nube, la nube… y a mí me sale… no sé, yo pongo un tema mío y me sale que ese tema lo reclama Sony o Warner, pero después en mis liquidaciones no aparece eso, y además no sabés a quién reclamarle porque eso va a un Sony que no está en Argentina, no sé, puede ir a un Sony que está en Irlanda, o en cualquier lado, y es muy complicado, eso va a tardar años hasta que las sociedades de autores y las sociedades de interpretes consigan un nivel de control y una respuesta de parte de las compañías acorde con lo que están recaudando que, ya te digo, es más que nunca.
—Saliendo un poco de este tema, ¿en qué consiste el show que estás presentando?
—Estoy haciendo una gira enorme por el país y lo que más presento es el material clásico: son temas míos de hace tiempo, algunos nuevos, temas de Manal, que son temas de hace muchas décadas que todavía perduran en el tiempo. Algún tema de Pappo, algún blues tradicional de Robert Johnson… Digamos que es un espectáculo exclusivamente dedicado al blues y especialmente centrado en nuestro blues, el blues nacional. Y lo otro que hago es contar un poco la historia de los temas, es decir, le estoy agregando algo así como un storyteller: cuento la historia, hablo de personajes, hablo de figuras, hablo de circunstancias, o sea que ilustro un poco lo que estoy interpretando.
—Y ¿cómo ves el panorama del Blues acá en la Argentina?
—Se toca en todas partes, se escucha y se toca blues en todo el país, y la prueba está en que estoy haciendo una gira de 35 shows en dos meses, y básicamente lo que estoy haciendo es blues.
—Las canciones de Manal sin duda se han instalado en el inconsciente colectivo, ¿no?
—Se ha instalado como una energía propia…
—Pero aparte creo que la gente tomó conciencia de que verte a vos tocando o ver una reunión de Manal es ver a una leyenda. Es ver algo que antes no pudo hacer porque quizá ni había nacido. Y hablando de leyendas, ¿qué pasó con la reunión de Manal que se iba a hacer en el teatro Gran Rex?
—Básicamente te diría que la productora se echó atrás con la organización del show, después está la dificultad de que nosotros no somos demasiado amigos, o sea que no hay una relación fluida tampoco. Además creo que ninguno de los tres se entusiasma con hacer algo ahora. Estamos muy contentos con la carrera que cada uno está llevando y cuando las posibilidades fueron buenas se hizo, y ahora las posibilidades no eran buenas ni formales, ni organizativas ni económicas ni anímicas.
—Y ya para terminar ¿cómo definirías tu estilo como guitarrista?
—Mirá, para los rockeros soy un blusero, para los bluseros soy un jazzero, y para los jazzeros soy un rockero. Yo sin prejuicio echo mano de todos esos estilos y de otros que me gustan porque no soy un purista, entonces mezclo todo pero claro, a la gente le gusta clasificar y definirte en algún estilo, pero yo le escapo un poco a todo eso, me gusta eso.
— ¿Y hoy en día estás feliz con todo lo que lograste?
—Estoy orgulloso de mi pasado, no me produce nostalgia ni melancolía, el presente es esto que estoy haciendo y el futuro… bueno, nobody knows…